Luna y Poesía






Me gustaría ser pirata.

agosto 22, 2006

Me gustaría ser pirata para navegar a donde el viento me lleve, con la brisa agitando mi cabello y pendiente la vista en el horizonte, por si aparece otro barco con algún capitán que merezca la pena. Uno con quien observar las constelaciones en sus ojos, aún si es de día, descubrir en sus palabras un continente nuevo lleno de exóticas y valiosas ideas. Recorrer de lado a lado la isla de su corazón hasta encontrar ese preciado lugar ideal para esconder mis tesoros, ahí donde en buen resguardo estén seguros de otros bucaneros. Ir mar adentro en su piel cuando me sienta perseguida y desaparecer en el refugio secreto de un abrazo suyo. Seguir el mismo mapa que él, tratando de descifrar las confusas pistas de la vida, pero seguros de poder llegar hasta el final, juntos. Dejarlo ser el capitán, atareado buscando nuevas empresas por realizar y hacerme cargo de las velas y caprichos del viento. Un capitán que me haga sentir parte de su tripulación, que sepa ayudarme, y, si llegara una tormenta supiera pedirme ayuda. Que fuera capaz de dirigir el barco y de saberse incapaz de navegarlo solo, que diga las cosas con sinceridad y como son, que sepa en que momento debe abrir el polvorín y cuando no. Un capitán que confíe en mi buen juicio, uno que, sin saberlo, me impulse a amotinarme y robarle un beso.

De Luna y barro

agosto 17, 2006

De Luna y barro es mi mirada: Tiene el color de la arcilla y la corteza, así como el brillo nostálgico del farol crepuscular, ese que mengua y crece ante mis ojos siempre en plenilunio.
De Luna y barro es mi piel: Busca la caricia de la noche deseando empaparse en su rocío (diamante fragmentado, lágrimas de Selene), buscan fugarse a otros universos aún si fue creada en la Tierra y para ella.
De Luna y barro son pensamientos y sueños: Vasijas frágiles que intentan contener reflejos etéreos, astrales, consolidados en los hornos de este mundo, concebidos para alejarme de él.
De Luna y barro son mis palabras: Trabajadas en el taller artesanal de mi mente por manos noctámbulas y pálidas, sonidos apagados, silenciados por la bruma del alba, herméticas a la claridad de la razón.
De Luna y barro se llenan mis pasos: Aman el contacto con el suelo vivo (la realidad), pero buscan con su desnudo caminar la simplicidad perdida de discos plateados añejos, ajenos, de culturas selenitas extintas.
De Luna y barro formo mis lágrimas: Como la marea van y vienen al capricho de este manto azulado, el que se extiende desde el ojo de la noche hasta mí, sigiloso en la oscuridad como mi llanto, como los ladrones, como la locura.
De Luna y barro se compone mi poesía: Roca hecha polvo fundida con el agua de mis ojos, modelada por una artista inexperta y viva por el aliento que aquél astro me regala, versos ingenuos que anhelan expresar lo inasible.