Luna y Poesía






De Luna y barro

De Luna y barro es mi mirada: Tiene el color de la arcilla y la corteza, así como el brillo nostálgico del farol crepuscular, ese que mengua y crece ante mis ojos siempre en plenilunio.
De Luna y barro es mi piel: Busca la caricia de la noche deseando empaparse en su rocío (diamante fragmentado, lágrimas de Selene), buscan fugarse a otros universos aún si fue creada en la Tierra y para ella.
De Luna y barro son pensamientos y sueños: Vasijas frágiles que intentan contener reflejos etéreos, astrales, consolidados en los hornos de este mundo, concebidos para alejarme de él.
De Luna y barro son mis palabras: Trabajadas en el taller artesanal de mi mente por manos noctámbulas y pálidas, sonidos apagados, silenciados por la bruma del alba, herméticas a la claridad de la razón.
De Luna y barro se llenan mis pasos: Aman el contacto con el suelo vivo (la realidad), pero buscan con su desnudo caminar la simplicidad perdida de discos plateados añejos, ajenos, de culturas selenitas extintas.
De Luna y barro formo mis lágrimas: Como la marea van y vienen al capricho de este manto azulado, el que se extiende desde el ojo de la noche hasta mí, sigiloso en la oscuridad como mi llanto, como los ladrones, como la locura.
De Luna y barro se compone mi poesía: Roca hecha polvo fundida con el agua de mis ojos, modelada por una artista inexperta y viva por el aliento que aquél astro me regala, versos ingenuos que anhelan expresar lo inasible.
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